¿Qué es una catarata?

Una catarata es la opacidad del cristalino. El cristalino es una estructura con forma de lenteja que se ubica detrás del iris y la pupila. En un ojo normal, es transparente y funciona como un lente que ayuda a enfocar las imágenes visuales en la retina. Cuando se forma una catarata, el cristalino se vuelve opaco y dificulta el paso de los rayos de luz hacia la retina, provocando una visión borrosa que no se puede corregir con lentes.

¿Cómo funciona el ojo?

El cristalino se ubica dentro del ojo, detrás del iris y la pupila. En un ojo normal, este es transparente, ayudando a enfocar los rayos de luz hacia la retina, que se encuentra en la parte trasera del globo ocular. Cuando se forma una catarata, el cristalino se vuelve borroso e impide el paso de los rayos.

Tipos de cataratas

Se pueden clasificar en distintos tipos, de acuerdo al aspecto de la catarata en la lámpara de hendidura. Cada una de estas clasificaciones varían en localización dentro del cristalino y factores de riesgo que la afectan.
Nucleares: Opacidad o decoloración en la parte central del cristalino. El grado de opacidad es un indicador de la dureza del cristalino; en casos avanzados suele convertirse en marrón y opaco. La progresión suele ser lenta, afectando más la visión lejana.
Corticales: Se desarrollan en el córtex del cristalino, es decir, en la parte periférica. Estas aparecen por los cambios en la composición de agua de las fibras del cristalino, ya que crean fisuras como rayos de una rueda; desde la periferia hacia el centro. Los pacientes suelen lidiar con deslumbramiento debido a la dispersión de la luz cuando atraviesan estas fisuras.
Subcapsulares posteriores: Se forman debajo de la cápsula del cristalino, la membrana que contiene y mantiene a esta estructura en su lugar. Suelen ser más frecuentes en pacientes menores en comparación a las nucleares y corticales, con una progresión más acelerada. Este tipo de catarata tiende a producir deslumbramiento y empeoramiento de la visión en ambientes luminosos. La visión cercana se ve afectada con mayor frecuencia que la lejana.
Diversos estudios han demostrado que la población mayor a 79 años suele desarrollar con mayor frecuencia la catarata nuclear. Aún así, la cirugía se realiza con más frecuencia y más precoz en el caso de las cataratas subcapsulares posteriores.

Personas afectadas

Las cataratas son la primera causa de ceguera reversible a nivel mundial. El riesgo de desarrollar esta enfermedad aumenta con cada década de edad a partir de los 40, con un 75% de la población mayor a 75 años afectada en los países desarrollados.

Causas y factores de riesgo

La causa de la formación de las cataratas puede variar, y es difícil de predecir a nivel individual. Cualquier parte del cristalino puede ser afectada y volverse opaca. A medida que este envejece, aumenta en grosor y peso. Las proteínas que lo componen también cambian y modifican su transparencia, provocando un color amarillento o marrón. Una vez que la visión disminuye, la progresión de esta enfermedad varía, puede permanecer estable durante muchos años, o bien avanzar (disminuyendo la visión) rápidamente.

Factores de riesgo

Al ser parte del proceso de envejecimiento del ojo, el factor de riesgo más importante para las cataratas es la edad. Entre otros se encuentran:
Exposición prolongada a luz ultravioleta
Tabaco
Alta miopía
Uso crónico de corticoides
Historial familiar
Enfermedades inflamatorias oculares
Diabetes
Antecedentes de cirugías oculares (vítreo-retina)
Desnutrición y deshidratación aguda
Factor genético: Las cataratas en los pacientes jóvenes suelen ser congénitas o por un traumatismo. La congénita es la más frecuente en la edad pediátrica, generalmente como resultado de una infección, sarampión, varicela, toxoplasmosis, citomegalovirus, virus del grupo herpes, enfermedades metabólicas o síndromes genéticos.

Síntomas

Los síntomas dependen del espesor y ubicación del cristalino opaco, y si están afectados ambos ojos o uno solo. Los más frecuentes son:
Pérdida de visión progresiva
Dificultad para leer
Dificultad para reconocer caras
Dificultad para ver la televisión
Visión doble con un solo ojo
Halos
Cambios en la corrección óptica

Aumento de la miopía o disminución de la hipermetropía 

Muchas cataratas suelen ser asintomáticas y descubiertas en una exploración rutinaria hecha por un profesional.

Síntomas según su clasificación

Cataratas nucleares

  • Reducción progresiva del contraste
  • Reducción de la intensidad de los colores
  • Dificultad para reconocer caras
  • Dificultad en la visión de objetos pequeños

Cataratas corticales:

  • Empiezan a presentar síntomas una vez que el eje visual o el córtex se ven afectados
  • Dispersión de la luz en un punto luminoso
  • Problemas de deslumbramiento al conducir
  • Dificultad para leer

Cataratas subcapsulares posteriores:

  • Dificultad en condiciones de buena luminosidad en comparación con ambientes menos iluminados (pupila más dilatada)
  • Dificultad para manejar de día
  • Dificultad para leer

Signos

Generalmente, las cataratas son indistinguibles a simple vista ya que requieren de lámparas especializadas. En el caso de las cataratas avanzadas, la pupila suele verse turbia, marrón o blanca a diferencia de un ojo normal.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza con una exploración ocular completa bajo la lámpara de hendidura. Las pruebas más utilizadas son:
Medida de agudeza visual lejana y cercana: Se realiza con optotipos en cada uno de los ojos por separado, utilizando letras o figuras en distintos tamaños.
Exploración ocular con lámpara de hendidura: Permite observar las estructuras oculares de forma detallada, incluyendo la córnea, cristalino, humor vítreo, retina y nervio óptico con la pupila dilatada.
Determinar el estado de la retina o córnea: Determina el pronóstico y la posibilidad de una cirugía luego de observar la opacidad del cristalino y justificar la pérdida de visión.
Biometría ocular: Establece la potencia del lente intraocular que se debe implantar en el interior del ojo.

Tratamiento

Las cataratas no suelen suponer ningún riesgo para el paciente. En el caso de no tener ninguna limitación visual en la vida cotidiana o no desear realizar ninguna intervención, la cirugía puede evitarse. Aún así, cuando la catarata progresa e interfiere en el estilo de vida del paciente, la necesidad de realizar la intervención debería reconsiderarse.

Tratamiento no farmacológico

Hoy en día, no existe ningún tratamiento por fuera de la cirugía que demuestre efectividad en el manejo de las cataratas. La alimentación saludable, el ejercicio, dejar de fumar y la protección de la luz ultravioleta, son medidas útiles para reducir la incidencia de las cataratas en la población general. La prevención y tratamiento de enfermedades como la diabetes, hipertensión, obesidad e hipercolesterolemia también pueden ayudar a disminuir el riesgo de desarrollar cataratas. Es recomendable usar protección en actividades de alto riesgo, especialmente en aquellos pacientes que cuentan con un solo ojo con buena visión, ya que el riesgo de desarrollar cataratas puede aumentar con traumatismos contusos o penetrantes.

Tratamiento quirúrgico

La técnica para la cirugía de catarata utilizada mundialmente es la facoemulsificación con implante de lente intraocular plegable.

El preoperatorio

Se debe tener en cuenta que el día de la operación el paciente necesita:

  • Ir acompañado
  • En ayunas de líquidos y sólidos (4-6 horas)
  • Sin maquillaje, sobre todo en los ojos
  • No se deben llevar joyas u objetos de valor
La técnica quirúrgica consta de los siguiente pasos: se realizan dos pequeñas incisiones en la córnea (3mm y 1mm). Luego, se inserta un gel viscoso y transparente en la parte anterior del ojo, que asegura mantener la forma y proteger la córnea mientras se trabaja dentro del globo ocular. Luego, se realiza una abertura redonda en la cápsula anterior del cristalino para ulteriormente fragmentar la catarata en pequeñas partes y aspirarlas, como un martillo neumático. Una vez eliminada la catarata, se vuelve a inyectar el gel viscoso dentro del saco capsular, que abrirá el espacio necesario para insertar la lente intraocular artificial. Esta se coloca plegada, mediante una pequeña incisión corneal, y luego se despliega lentamente dentro del saco capsular. Finalmente, se retira el material viscoso y se revisan las incisiones, que suelen cerrarse sin necesidad de suturas.

En otros casos, puede ser preferible realizar otro tipo de cirugía, extracción extracapsular del cristalino, donde la incisión suele ser más grande (8mm). Este procedimiento suele reservarse para casos de cataratas más complicadas debido a su dureza o riesgo a la descompensación corneal.

El postoperatorio

El tratamiento habitual tras la cirugía consiste en la colocación de colirios antibióticos y antiinflamatorios a invervalos repetidos que le indicará su cirujano. Dependiendo de la anestesia utilizada, el tratamiento con las gotas se puede comenzar el mismo día de la cirugía o el día siguiente.

Es importante tener en cuenta que, si se deben aplicar dos o más gotas en el mismo ojo, el intervalo debe ser de al menos 5 minutos, para asegurar su absorción de manera correcta.

Proceso de curación del ojo

El ojo requiere de un período de curación y adaptación al lente intraocular. Cada caso es distinto, y el proceso puede durar algunas semanas.

Los síntomas más habituales suelen ser un leve enrojecimiento del ojo, irritación o lagrimeo. También se puede notar la cicatrización de las heridas microscópicas, lo cual puede causar una sensación de cuerpo extraño o arena en el ojo. Estos síntomas son normales y suelen disminuir con el tratamiento de las gotas recetadas.

Se puede notar una fluctuación, enturbiamiento o sensación de brillo en la visión, además de una sensibilidad especial a la luz intensa (fotofobia). Por ello, los lentes de sol son recomendados, pero no siempre necesarios. Es posible que los anteojos anteriores no tengan la graduación adecuada, y puede que la visión sea mejor sin su uso. No obstante, no perjudica utilizarlas hasta obtener la corrección definitiva luego de un mes de la intervención.

Lentes intraoculares (LIOs)

El cristalino es el responsable de enfocar las imágenes en la retina. En condiciones normales, puede cambiar su curvatura para enfocar los objetos según su distancia. Esto es lo que permite que personas sin ningún defecto de refracción, puedan ver todas las distancias sin la necesidad de anteojos. Con el envejecimiento, el cristalino pierde su capacidad de curvatura y empeora la visión cercana (presbicia o vista cansada).

El otro cambio que sufre el cristalino con las cataratas es la pérdida de su transparencia, que elimina la capacidad de diferenciar los detalles de las cosas. En este caso, es necesario retirar la parte que ha perdido su transparencia y sustituirla por una lente intraocular (LIO) transparente, que permanecerá dentro del ojo del paciente.

LIOs monofocales, tóricas y multifocales

La mayoría de las lentes intraoculares implantadas se denominan monofocales, que proporcionan solo un tipo de visión para el paciente. Pueden proporcionar tanto visión lejana como cercana, pero no ambas. Los pacientes que eligen este lente suelen optar por una visión lejana sin necesidad de corrección, y utilizar anteojos para aquellas tareas que requieren de visión cercana. Por el contrario, los pacientes con miopía suelen optar por una buena visión cercana y utilizar anteojos para la visión lejana.

También es posible implementar la monovisión, es decir, corregir un ojo para la visión lejana y otro para la cercana, y así minimizar la necesidad de anteojos. Este caso puede traer dificultades para la adaptación, ya que para todas las actividades se contará con un solo ojo, tanto para la cercana como lejana. Puede ser necesario el uso de anteojos para trabajar en la computadora o conducir de noche. Esta opción no siempre es ideal, y debe considerarse con la opinión de un profesional.

Las lentes intraoculares también pueden ser tóricas, esto significa que tienen la capacidad de corregir el astigmatismo del paciente. Estas tienen una óptica más compleja que las monofocales, y necesita de su implante en una posición predeterminada, en función del eje de astigmatismo.

En el caso de LIOs multifocales, se utiliza una tecnología especial que permite proporcionar más de un punto focal. Por lo tanto, estas lentes permiten enfocar distintos objetos en distintas distancias sin necesidad de gafas o con un uso reducido en comparación con la lente monofocal.

Tanto las tóricas como las multifocales requieren de mayor precisión y complejidad en su indicación y colocación que las monofocales, por lo tanto es recomendable acudir a profesionales con experiencia en el uso de este tipo de lentes intraoculares. Además, su elección dependerá de factores como la edad del paciente, su defecto refractivo previo, el trabajo y actividades realiza, la ausencia de otras patologías oculares preexistentes, entre otras cosas.

¿Qué puede esperar un paciente con lente multifocal?

Las LIOs multifocales proyectan múltiples imágenes en la retina de los objetos en diferentes distancias. El cerebro necesita adaptarse y aprender a seleccionar la información que recibe y la necesaria para interpretar los objetos cercanos y lejanos. Esta adaptación suele ser más rápida cuando se implanta la lente en el segundo ojo.

Es necesario tener en cuenta que, aunque las lentes multifocales proveen la independencia de los anteojos, la visión no es tan buena como con lentes monofocales o en comparación con un cristalino joven y sano. Por lo tanto, el uso de anteojos puede ser necesario en situaciones de poca iluminación o para poder ver con claridad a cualquier distancia. Es posible reconocer halos o anillos luminosos alrededor de las luces, que irán disminuyendo a medida que el cerebro se acostumbra a la visión con lentes multifocales.

Debido a estas particularidades, el uso de lentes multifocales no es recomendable para todos los pacientes. Enfermedades como el glaucoma o aquellas que afecten a la mácula, pueden generar la contraindicación de estas lentes. El cirujano será el responsable en aconsejar al paciente para la implantación del LIO más adecuado.

Evolución

Las cataratas en los adultos son progresivas e impredecibles. Sin un tratamiento adecuado, es probable que los pacientes desarrollen una dificultad visual severa. Muchos estudios han demostrado efectos positivos luego de la cirugía de cataratas, tanto en la agudeza visual como en la calidad de vida. Cerca del 90% de los pacientes mejoran su agudeza visual y están satisfechos con la cirugía. Este porcentaje suele subir a un 95% en pacientes sin problemas oculares aparte de la catarata.

La cirugía de cataratas es un procedimiento seguro y exitoso en la mayoría de los pacientes. La poca visión luego de la cirugía se suele atribuir a: la corrección inadecuada del defecto refractivo–que se puede solucionar con el uso de anteojos o el recambio de la lente intraocular–, la incapacidad de detección de alteraciones oculares durante el preoperatorio como el glaucoma, degeneración macular y la ambliopía, además de complicaciones tanto quirúrgicas como postquirúrgicas.

Complicaciones agudas

La cirugía de cataratas tiene un alto porcentaje de éxito en la mayoría de los casos, pero aún así tiene sus riesgos. Hay un número de posibles complicaciones tanto durante como después de la intervención, pero suelen ser muy poco frecuentes. En algunos casos, puede ser necesario realizar otra intervención u otro procedimiento no previsto inicialmente. Aunque es muy pequeño, existe el riesgo de sufrir una pérdida de visión severa y permanente.

Complicaciones intraoperatorias

Rotura de la cápsula posterior: Puede suceder en un 1-3% de las cirugías, siendo una de las complicaciones más frecuentes. Consiste en la ruptura de la membrana transparente que recubre el cristalino, lugar donde se implantará el lente intraocular (LIO). Esto también puede dar lugar a la pérdida de humor vítreo, que necesitará de un procedimiento especial, llamado vitrectomía anterior, para limpiarlo. Esto puede provocar una pérdida de visión y la imposibilidad de implantar la LIO, o tener que hacerlo en una segunda intervención.
Pérdida o caída de una parte de la catarata o lente intraocular en la cavidad posterior del ojo, que requerirá de una intervención adicional en la mayoría de los casos.
Hemorragia intraocular: Puede ser leve y transitoria (hemorragia de iris o vitrea) o seria y dar lugar a una pérdida total de visión (hemorragia supracoroidea). Esta última es la menos común, con un caso de cada 1000 intervenciones, con las técnicas actuales de facoemulsificación.
Lesión de estructuras intraoculares como el iris o córnea.
Un paciente operado de cataratas debe acudir a una guardia ante la pérdida brusca de visión y si tiene dolor ocular intenso.

Complicaciones postoperatorias

Edema corneal: Lesión o pérdida de la transparencia de la córnea.
Edema macular quístico: Hinchazón de la parte central de la retina, presente en un 3% de los pacientes operados de catarata, y suele ser más frecuente si hubo otras complicaciones durante el procedimiento. Se suele tratar con gotas suplementarias, inyecciones locales de corticoides o a través de fármacos por vía oral. El período de recuperación puede ser de semanas a meses, y en algunos casos se puede suponer la pérdida moderada o permanente de la visión.
Desprendimiento de retina: Puede ocurrir en meses, semanas o incluso años después de la cirugía. El riesgo suele ser de 1 caso cada 150 pacientes, y suele ser más frecuente en casos de alta miopía o si hubo complicaciones durante la cirugía (rotura de la cápsula posterior y pérdida de humor vítreo).
Glaucoma o aumento de la presión intraocular transitoria o permanente
Inflamación intraocular severa
Endoftalmitis: Infección intraocular que suele ocurrir en menos de 1 paciente cada 1000 intervenciones, pero que puede causar la pérdida irreversible de la visión en el ojo afectado. Su tratamiento consiste en inyecciones intraoculares, gotas, antibióticos por vía oral y, en algunos casos, una segunda intervención.
Dislocación de la lente intraocular por falta de un buen soporte o por ser defectuoso.
Calcificación u opacidad de la lente intraocular, alterando su transparencia. Suele ser una complicación poco común y asociada a un tipo de material.
Moscas volantes: Pueden ser molestas y requerir de la revisión ocular por un oftalmólogo, pero en la mayoría de los casos son inofensivas. En caso de empezar a ver flashes de luz o aumento de cuerpos flotantes, es necesario contactar a un profesional o dirigirse a una guardia ya que pueden ser el comienzo del desprendimiento de la retina.
Caída del párpado superior
Deslumbramiento y visión de halos luminosos, generalmente causados por una inflamación ocular o por el lente intraocular.
Distorsión o deformación de la pupila en comparación al otro ojo
Visión doble o dificultad en la alineación de los ojos
Defecto refractivo residual: Miopía, hipermetropía o astigmatismo inesperado luego de la cirugía de catarata teniendo en cuenta los cálculos previos a la intervención. Requiere del uso de lentes de contacto, anteojos, recambio o manipulación del lente intraocular y, en algunos casos, láser.
Disfotopsias: También denominados fenómenos ópticos indeseables, que se deben a los artefactos producidos por la luz al pasar o reflejar en el lente ocular. Suelen ser frecuentes y de dos tipos: positivos o negativos. Las positivas (deslumbramientos, halos y destellos) suelen ocurrir por la forma del margen de la lente intraocular. En comparación, en el caso de los negativos, se manifiestan en sombras oscuras de media luna en la visión lateral del paciente. Estas suelen desaparecer o disminuir a lo largo del tiempo. Aun así, en un 0,2-1% de los afectados estos síntomas persisten y requieren de una intervención para aliviarlos.
Opacidad de la cápsula posterior: Engrosamiento u oscuridad de la membrana detrás de la lente intraocular. Suele ser la complicación más frecuente, provocando una disminución progresiva de la visión en los pacientes intervenidos de cataratas antes de cumplir los 2 años de la cirugía. Se puede tratar mediante láser, un tratamiento ambulatorio y efectivo denominado capsulotomía posterior con láser YAG. Es necesario tener en cuenta que existe el riesgo de una inflamación intraocular y el desprendimiento de la retina.

Vivir con la enfermedad

Cuidados postoperatorios

No frotarse los ojos: Esperar hasta una semana después de la intervención. Evite todo contacto en lo posible, pero se puede tocar ligeramente los párpados con un pañuelo de papel.
Moderar las actividades cotidianas: Actividades cotidianas como ducharse, ver la televisión, leer, caminar, agacharse y mirar para abajo se pueden retomar al día siguiente de la cirugía, pero siempre con cuidado.
Dejar pasar al menos 15 días antes de aplicar maquillaje, especialmente en los ojos.
Evitar sumergir la cabeza por lo menos 15 días después del procedimiento
Evitar actividades que conllevan sacudidas y traumatismos oculares, como correr o hacer deportes de contacto entre 3 semanas a 3 meses de la cirugía.
Evitar dormir del mismo lado del ojo intervenido durante los primeros tres días.

Investigación actual

Actualmente se está desarrollando una nueva tecnología mediante el uso de láser de femtosegundo, con el fin de automatizar ciertas partes de la cirugía de cataratas (incisiones corneales, apertura del saco capsular y fragmentación de la catarata). Por el momento, no se ha llegado a ninguna aceptación generalizada, y el cirujano todavía necesita de la facoemulsificación para eliminar la catarata. Este láser tiene el potencial de mejorar la seguridad, precisión y resultados de la cirugía. Aun así, tiene algunos obstáculos quirúrgicos y económicos por atravesar, ya que los estudios publicados no demuestran que esta tecnología tenga resultados superiores a la técnica manual en cirujanos con experiencia.

Preguntas frecuentes

No. Pero pueden desarrollarse en ambos a la vez o luego de un intervalo de tiempo. 

Sí, pero son casos muy poco comunes. Se denominan cataratas congénitas.

 

Sí. En los principios de su desarrollo, la catarata no influye en la visión. A medida que se endurece el cristalino, empezará a tener una disminución de la visión o la necesidad de cambiar la corrección de los anteojos con mayor frecuencia.
El día de la cita, le preguntarán acerca de sus problemas visuales y cuestiones de su salud en general, incluyendo medicaciones que suele tomar. Se medirá la agudeza visual entre otras exploraciones especializadas para poder llegar un mejor diagnóstico de su problema visual. Se dilata la pupila con gotas para poder hacer una revisión completa del ojo por dentro, lo cual puede ocasionar visión borrosa durante unas horas. Por eso, se recomienda no conducir luego de la cita y acudir acompañado.
Al ser un procedimiento intraocular, se recomienda esperar un intervalo de unos días entre ambos ojos, por cuestiones de seguridad. De esta manera, la posibilidad de desarrollar alguna infección en ambos ojos es más baja. En general, se suele intervenir primero el ojo con peor visión y al menos una semana después se interviene el otro ojo.
Es común el uso de láser excimer en tratamientos de pacientes jóvenes con miopía. En este caso, es importante comentarlo con los profesionales, ya que estos tratamientos alteran los cálculos necesarios para determinar la potencia de la lente intraocular que se implantará durante la cirugía. Esto puede conllevar a un mayor riesgo de desarrollar miopía o hipermetropía residual postoperatoria.
No. Pero es posible que durante meses o años posteriores a la cirugía se desarrolle un engrosamiento u opacidad de la cápsula posterior del cristalino, ubicada detrás del lente intraocular. Esto provoca una disminución progresiva de la visión, la cual afecta a un 10-15% de los pacientes intervenidos durante los 2 años siguientes a la intervención. Se puede tratar de manera ambulatoria con láser, un procedimiento efectivo e indoloro denominado capsulotomía posterior con láser YAG. Es necesario tener en cuenta que este procedimiento, aunque muy ocasionalmente, puede causar un desprendimiento de la retina o inflamación intraocular.
Es necesario continuar con el tratamiento de gotas normalmente hasta el día antes de la intervención. El mismo día no se debe aplicar ningún tratamiento al ojo que se implantara la lente, aunque se puede continuar cualquier tratamiento en el otro de manera habitual.
Si, a no ser que se indique lo contrario por un profesional. Se pueden hacer excepciones en el caso de fármacos anticoagulantes, antiagregantes y bloqueantes de alfa.
Dependiendo del tipo de lentes de contacto del paciente, será necesario retirarlas antes de la medición de la lente intraocular. El uso de lentes de contacto distorsiona la córnea y pueden intervenir en el cálculo de la lente intraocular. De todas maneras, el paciente recibirá instrucciones al respecto.
No. El maquillaje puede contener bacterias y partículas y por eso es necesario dejar de aplicarlo tres días antes de la cirugía y durante dos semanas posteriores.
La intervención quirúrgica no suele durar más de 20 minutos. Aun así, estará unas 2 horas en quirófano debido a la preparación y observación posterior necesaria, que llevan un tiempo adicional.
La intervención se realiza mientras que el paciente se encuentra acostado sobre su espalda, con una sábana de papel cubriendo una parte de la cara. En el caso de tener claustrofobia o dificultades estando acostado, el equipo profesional intervendrá para asegurar su tranquilidad y confort antes y durante la intervención. Se aconseja conversar con los profesionales acerca de estas inquietudes antes del procedimiento. Durante la intervención, el cirujano hará uso de un microscopio con luz brillante, que con la sábana, harán que no se vea la intervención con detalle. Es posible notar las manos del cirujano o ayudante reposando sobre su frente o mejilla. Al utilizar fluido durante la cirugía, es posible que este se escape y moje el rostro por debajo de la sabana, causando alguna ligera molestia. Evite intervenir a menos que se le pida, ya que es esencial permanecer inmóvil durante todo el procedimiento para asegurar el mejor resultado.
No se suele sentir dolor. La mayoría de los pacientes suelen sorprenderse cuando se les dice que el procedimiento ha terminado. Debido a la sedación utilizada, lo más habitual es que se encuentre relajado e incluso se duerma durante el procedimiento. Aun así, es posible notar una leve incomodidad por los instrumentos utilizados para evitar que el ojo permanezca inmóvil mientras se parpadea.
Los pacientes suelen estar despiertos y relajados durante todo el procedimiento. Aun así, a menudo se recuerdan pocas cosas del acto quirúrgico, debido a los efectos de la anestesia y sedantes, la razón por la cual se aconseja acudir acompañado el día de la cirugía.
Dependiendo del tipo de anestesia utilizada en la cirugía, puede que el paciente salga con el ojo tapado o destapado. En el primer caso, se suele utilizar un apósito, gasa ocular o plástico protector. Se dejarán indicaciones acerca de cuándo se debe retirar la oclusión, que suele ser al día siguiente. En el caso de utilizar anestesia tópica, el paciente podrá salir con el ojo destapado, y es normal que se vea borroso durante las primeras horas del postoperatorio.
La anestesia más común suele ser la tópica, aplicada con gotas, o aplicada con una inyección alrededor del ojo (retrobulbar, peribulbar o subtenoniana), con o sin sedación endovenosa. Varios estudios han demostrado que los resultados de la cirugía de cataratas (agudeza visual, función visual, complicaciones y satisfacción del paciente) suelen ser similares entre las técnicas de anestesia.

En el caso de una indicación médica, psicosocial o quirúrgica puede recomendarse la cirugía bajo anestesia general.
A medida que el ojo se estabiliza, es posible notar fluctuaciones, brillos o borrosidad en la visión, lo cual se considera normal, además de una sensibilidad a la luz intensa. Por ese motivo, el paciente puede optar por el uso de anteojos de sol para mejorar la comodidad, pero no son necesariamente. Es probable que la graduación de los anteojos no sea correcta, o que prefiera no utilizarlas. Aun así, no perjudica su visión utilizarlas hasta obtener la corrección definitiva al cabo de un mes.
Aquellos pacientes que se intervienen con anestesia tópica o general, si están lo suficiente despiertos como para darse cuenta, pueden experimentar sensaciones visuales como luces, sombras y colores debido al movimiento de las manos y los instrumentos utilizados por el cirujano.
El ojo necesita un período de tiempo de curación ante cualquier intervención, por más pequeña que sea. En este caso, las molestias más frecuentes suelen ser el enrojecimiento, irritación o lagrimeo del ojo. Algunos pacientes suelen notar la cicatrización de las heridas microscópicas mediante la sensación de cuerpo extraño o arena en el ojo. Estos síntomas son normales y suelen reducirse con el uso de las gotas recetadas en el postoperatorio.
Generalmente no. La mayoría de las cirugías de cataratas se realizan mediante incisiones no más grandes que 2 mm, por lo tanto los puntos suelen ser innecesarios. De todas maneras, puede que el uso de suturas esté indicado para asegurar el cierre de la herida, lo cual será decisión del profesional a cargo.
La indicación de la cirugía de cataratas suele ser la misma en pacientes con un ojo afectado como en ambos. De todas maneras, es necesario tener en cuenta que cabe la posibilidad de la pérdida irreversible de la visión en ese ojo. Por este motivo, se recomienda consultarlo con un oftalmólogo profesional, ya que cada caso tiene sus particularidades.
La cirugía de cataratas es una de las más seguras actualmente, con un riesgo de ceguera tras la intervención muy pequeño. La posibilidad de desarrollar una infección intraocular peligrosa tiene una incidencia menor a 0,1%.
No. No existe ninguna gota con evidencia que demuestre efectividad suficiente como para reemplazar la cirugía, o “disolver” la catarata. Algunas ramas de investigación se están concentrando en esta posibilidad, con el foco de gotas “anticataratas”, pero actualmente el procedimiento recomendado es mediante la cirugía.
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